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martes, 7 de mayo de 2019

1939. Informes 6. Propietat Industrial


[El primer objetivo de la “revolución”]

La revolución iba dirigida contra todas las formas de propiedad y la propiedad industrial -especialmente en la gran industria- era una de las formas más odiada ya que todos los movimientos extremistas se desarrollaron en los medios obreros industriales.  De hecho la desaparición de esa propiedad fue el primer objetivo de la revolución; por ello y para poner en movimiento los servicios públicos después del 19 de Julio [los últimos días del mes de Julio] los sindicatos se incautaron de las empresas y las consideraron propiedad de los obreros, así, trenes, metros, autobuses, agua, gas y electricidad funcionaron bajo el nombre de CNT y FAI y dirigidos y controlados por los obreros. 
Los directivos fueron asesinados o huyeron y los técnicos subalternos se pusieron forzosamente a las ordenes de los nuevos jefes.


Antiguo gasómetro de Barcelona

[Situación general al inicio de la guerra]

Hasta octubre de 1936 la característica en estos temas, como en todos, fue la más gran confusión y arbitrariedad. Como los partidos y organizaciones que integraban el Frente Popular tenían tan variadas ideologías y tan variadas formas de ponerlas en práctica en cada caso se optó por una solución peculiar. Mientras Esquerra era partidaria del sistema de propiedad privada con las limitaciones que hiciese necesarias el progreso de los tiempos (o las exigencias de los aliados); el  PSUC y la UGT, socialistas en principio, eran partidarias de comenzar por las grandes empresas y avanzar muy poco a poco (si bien dentro de tal partido y tal organización había desde los más moderados hasta los más radicales) ; por fin, la CNT y la FAI eran partidarias de establecer sobre el terreno el sistema del comunismo libertario sin plazos ni vacilaciones, sistema utópico en el que los sindicatos, formados de abajo a arriba, asumirían todas las actividades y utillaje de las industrias y en el que, federándose unas empresas con otras, se llegaría a acabar con toda la estructura social.


Manifestación anarquista


Como el Gobierno de la Generalitat, y más el Central quedaron sin ninguna autoridad, cada organización propugnó lo suyo y solo una cosa hizo que el mal no fuese más grande de lo que fue: el hecho de que habiendo marchado al frente los más decididos los que quedaron en la retaguardia no eran hombres para emprender grandes acciones.


Cartel de CNT FAI

[Los Comités de Control]

La idea propugnada por las organizaciones y partidos fue la del establecimiento de “Comités de Control” en las “casas” [Pedro Arola Durán utiliza el término “casa” para referirse a las empresas] para que las disposiciones tomadas por los amos estuviesen de acuerdo con los intereses del pueblo y no se los sabotease desde allí; sus atribuciones eran pues omnímodas, interviniendo en todo. Estos Comités, nombrados por los mismos obreros, o empleados, lo fiscalizaban todo y fue frecuente que unas a otras casas se exigiesen que todo documento estuviese refrendado por dicho Comité. Si el amo era considerado “adicto” de le dejaba en su cargo con limitaciones, desde las más ínfimas a las más monstruosas; donde era considerado “faccioso” era o vigilado, o expulsado, o asesinado, quedando la casa regida por el Comité, que obligaba a todo el personal a ir siguiendo la marcha y expulsaba o denunciaba a todos los que le parecía bien.  Sobre el amo antiguo la suerte era varia, desde asignarle una pensión o hacerlo trabajar de portero o mozo, hasta expropiarle todos los bienes obligándole a poner las firmas necesarias para legalizar ese hecho. Todo ello sin el más pequeño control ni reclamación eficaz ante ningún organismo superior.

Fábrica de gran tamaño
La suerte de las industrias dependió esencialmente de la clase de personal que tenía. En las grandes fábricas de toda clase de industrias, tanto por ser grandes como porque por fuerza tenía personal sospechoso, no quedó ningún jefe en su lugar, ni ningún cargo demasiado alto (excepto los que o eran muy necesarios o muy hábiles en aguantarse). El que el amo quedase con más o menos autoridad quedó reservado a las industrias pequeñas y medianas (sobre un centenar de obreros) en las que entre el personal no hubiese quien pudiese asumir sus funciones sin resultados desastrosos (o si lo había no hubiese dejado la empresa para buscar trabajos más lucrativos, cosa frecuente); en cualquier caso fueron muchísimas las casas en que tuvieron lugar también todos los atropellos y crímenes ya por una implicación religiosa o política ya por el mal carácter del empresario, o bien porque tenía un personal envenenado. A veces se llegó a la vejación con aspecto de protección (presiones a la familia, etc.)

[La "colectivización" de las pequeñas industrias]

Fábrica en una colonia sobre el Ter
En las industrias pequeñas e ínfimas dependió todo en estos primeros tiempos de los antecedentes del amo. Si éste estaba fichado por el sindicato, era asesinado y le era arrebatado todo, también si era denunciado por sus ideas políticas o religiosas. Si no, era aguantado. Al final, en Septiembre, se iniciaron las primeras acometidas para la colectivización de las pequeñas industrias. [Como veremos].

Todo lo dicho se refiere también a toda clase de comercios, transportes, etc 

Muchas veces las industrias medianas se perdieron por tener un personal demasiado “bueno”: entonces el sindicato enviaba un comité de control por su cuenta, que hacía las mayores arbitrariedades. El personal “bueno” tenía que simular también todo el sistema de control y vejaciones al amo si quería salvar la situación.   

Pero los Comités de control de las casas en las que el amo había sido expulsado o asesinado quisieron hacerse ya los amos y propugnaron la socialización o colectivización en que todos los obreros eran los amos y acordaban las decisiones en asamblea y tenían un Comité ejecutivo que administraba y hacía marchar la industria. Eran colectivizaciones propugnadas, formadas y controladas por los respectivos sindicatos de la CNT 



Al entrar la C.N.T. en la Generalitat, en Octubre, se formó un gobierno que quiso encarrilar la revolución (sustituyendo al gobierno que no hacía nada y dejaba cometer todos los crímenes). Los elementos moderados de la C.N.T. exigieron que se diera estado legal a las colectivizaciones, sentando las bases del nuevo régimen social; lo mismo querían los de la Esquerra para evitar los excesos que se estaban haciendo; y otros lo querían para que los principios revolucionarios, al tener carácter legal, adquiriesen capacidad de penetración y de obligar.

[El Decreto de "Colectivizaciones"]

   De todas estas intenciones surgió a finales de Octubre de 1936 el Decreto de Colectivizaciones, la ley más trascendental hecha en España por los rojos pues es la única en que se acepta y se estatuye una transformación radical de la organización social. En este decreto se establece la colectivización de todas las industrias, explotaciones, etc., que tengan más de 100 obreros o más de un millón de capital; la posibilidad de colectivizaciones en las de 50 a 100, solicitándolo una mayoría de obreros, y la colectivización de las más pequeñas en casos especiales. Se prevé el control obrero con facultades para controlar todos los movimientos de fondos para todas las industrias no colectivizadas. Por fin, está prevista la formación de concentraciones de industrias.




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Palau de la Generalitat
   Las industrias colectivizadas serán regidas por los mismos obreros que nombrarán un Consejo de Empresa presidido por un Director. No obstante, el negocio no tiene el carácter de patrimonio de los obreros, como es natural, sino que lo es de toda la colectividad y por tanto el Consejo actúa como mandatario del cuerpo social y no como representante de unos accionistas. Los beneficios solo en una ínfima parte serán pues repartidos entre los obreros y la mayor parte pasa a la Generalitat y a una Caja de Crédito Industrial. Para la efectividad de este hecho hay un Delegado de la Generalitat nombrado o propuesto por los obreros y según como por la Generalitat. En fecha de Julio la Generalitat intervendrá en las industrias a las que los patronos, o más frecuentemente los obreros, le daban una orientación que no le gustaba, mediante la creación de un a Delegado de la Generalitat que era el amo o alto personal    



A este efecto de formar toda la industria un cuerpo articulado está prevista la creación de las concentraciones de industrias


Con este decreto quedaron desposeídos de su propiedad industrial en forma legal una buena parte de los industriales y comerciantes; y si bien no dio lugar a ninguna gran tropelía pues en los tres meses largos ya pasados se habían hecho todas las que se querían hacer, el efecto moral fue formidable: en efecto, desde entonces para la gran masa de obreros legalistas que aun estando desaparecido el amo creían en su derecho, este derecho desaparece; e incluso los mejores obreros tienen el sentimiento de que si ellos toleran la presencia, respetan u obedecen al amo no es en cumplimiento de un deber sino en ejercicio de una benevolencia que vista la legislación vigente puede llegar a ser culpable. 

Frente al caso de muchas casas que de hecho habían expulsado a los amos, fueron muchísimas más aquellas en las que directamente o a escondidas éstos iban llevando la casa pero en todas estas se tuvo que considerar “desposeído”

La ley aconsejaba que al amo antiguo se le acoplase en el lugar mejor para la marcha del negocio, y que se le diese una pensión a él o a su familia en caso de imposibilidad, pero todo eso era una benevolencia. Y si bien hubo casas en las que se les dejo en un lugar directivo y muchas otras en que el Consejo obró a su dictado o les concedió una pensión, en otras se impuso la desconsideración. Según la Ley, pues, la presencia de los anteriores amos en el Consejo era tolerada, pero las empresas que la toleraban eran miradas muy críticamente. No obstante, fue un caso frecuente. 

Según la Ley la colectivización solo se refería al negocio y no al patrimonio particular

En otros casos se puede decir lo mismo respecto al “control”: muchas casas pequeñas que no lo tenían lo tuvieron que instaurar, aunque solo fuese “formulario” y siempre fue una vejación más a los pocos amos que aún no estaban vejados.

Además, las órdenes dadas a bancos y a todos los organismos de ejercer el control en todos los sitios hicieron efectiva la Ley

[Intento de "disimular" el Decreto de Colectivizaciones]


Cuando, por Mayo del 37, la Esquerra y el PSUC expulsaron a la CNT de la Generalitat y los elementos que tenían interés en mantener el aspecto de normalidad, para activar la ayuda extranjera, hicieron esfuerzos para hacer desaparecer el Decreto de Colectivizaciones, que era el punto más clave que los enemigos de todo el mundo exhibían, esos esfuerzos fueron en vano porque nunca se atrevieron a volver atrás. Vigilaron más la marcha de las industrias, pero poca cosa resultó


Muchas casas se habían colectivizado con anterioridad al Decreto mandadas por los extremistas de la FAI que no querían saber nada del Estado y no querían saber nada del Decreto; pero poco a poco las hicieron ir a legalizarse y en Mayo del 1937 tuvieron que hacerlo todas, excepto las que por ser sociedades extranjeras o de fuera de Cataluña, no estaban afectadas por el Decreto. Alguna casa (de las legalizadas)  recuperó la industria con más o menos nitidez, otras -como los tranvías- se mantuvieron fuera de la Ley hasta la liberación. En cuanto a la electricidad y el gas la Generalidad creó unos “Servicios Unificados” que en el verano de 1938 se tuvieron que devolver a la Compañía gracias a la presión del Gobierno Central que quería mantener en el extranjero el aspecto de respetar todos los derechos de las Compañías. 

Central térmica actual
En el citado Decreto de Colectivizaciones se establecía la referida expropiación sin indemnización, por el momento, pero la Generalitat estudiaría el modo de indemnizar a los perjudicados (pero la única indemnización que tuvo lugar fue el empleo o la pensión dentro de la misma casa)

Las casas tomaron en general el mismo nombre de antes, seguido de E.C. o I.C, y respecto a la administración se llevaron como empresas privadas preocupándose solo de ellas, camuflando los beneficios y oponiendo una resistencia formidable a todo intento de concentración.  

[La apenas lograda concentración de industrias]

La concentración de las industrias, que debía ser el objetivo primordial del sistema, no se pudo apenas desarrollar debido a esta causa entre las empresas grandes y medianas. Los obreros de buenas casas oponían una resistencia inmensa a perder su bienestar. Solo los tintoreros (DETAIC) y pocos más son ejemplos de concentraciones.

En cambio, un hecho, el más trascendental de toda la revolución, fue el de las agrupaciones de las industrias pequeñas e ínfimas que en ningún lugar -ni en Rusia- se les había ocurrido colectivizarlas, y que adquirió un aspecto de casi totalidad, especialmente en Barcelona.

Así fue hecho por los sindicatos de la CNT que, impotentes para aplicar su sistema a las industrias medianas y grandes debido a la resistencia de los propios obreros, lo aplicaron de una forma clandestina a las pequeñas industrias. Ordenada por el sindicato la agrupación de unas de estas pequeñas industrias ninguno osaba resistirse y todas las pequeñas industrias eran desposeídas de sus talleres o tiendecillas y convertidos -los empleados- en asalariados del sindicato cuando no expulsados a la calle, sin más.

Así se hizo en la agrupación de los panaderos, barberos, lampistas, pintores, fundiciones, curtidores, peleteros, albañiles, carpinteros, mueblistas, lecherías, etc, etc.

[Las tiendas, talleres, etc..., "confederales"]

Las tiendas quedaron convertidas en “tienda confederal”, los talleres en “taller confederal”, con grandes pinturas de los colores confederales, y allí estaban los trabajadores que cobraban del Sindicato: este era el único “amo”, que recibía todos los ingresos y los distribuía como le parecía. Eran casi así todas las tiendas y talleres pequeños. Los amos antiguos si no eran “desafectos”eran admitidos en el sindicato como obreros.    


Esto se inició antes del Decreto de Colectivizaciones; éste lo quiso impedir con las llamadas condiciones para la colectivización que impedían que por un aprendiz se hiciese la colectivización, pero como se estableció que por voluntad del amo se podía hacer la “agrupación”, los sindicatos se dedicaron a coaccionar a los amos, que, vistos los precedentes de meses anteriores no necesitaron ninguna amenaza para ceder en todo. Muchas de las agrupaciones tenían pues una base legal; otras no se cuidaron de ello hasta después de mayo.

Restaurante "colectivizado"    (Fotografía de Gettyimages)

A pesar de eso, algunos pequeños industriales fundados en sus relaciones políticas o sindicales se resistían a la agrupación, especialmente si tenían varios obreros y éstos estaban a su favor, y así en varios sectores industriales había talleres independientes además de las grandes casas colectivizadas que también iban solas. En el ramo de la alimentación (lecherías y hornos, por ejemplo) esto no existió y la colectivización fue total (también en los puestos de mercados, etc.). Para el ramo de la construcción libre fue un golpe serio la creación de la Comisión de la Vivienda, pues perdieron los únicos clientes y los propietarios entonces tuvieron que capitular

La masa de gente desposeída de sus pequeños bienes era muy grande y muchos de ellos, militantes de los partidos del Frente Popular tenían una fuerza enorme: después de Mayo trabajaron mucho para que se deshicieran las agrupaciones pero solo consiguieron que no se coaccionase más. Por otra parte, el curso de la guerra, al llamar muchas levas, hizo reducir el personal de las agrupaciones; además algunos de los “desposeídos” buscaron buenos puestos en el ejército. Todas las colectivizaciones y agrupaciones persistieron pues hasta la liberación, a pesar de que el gobierno Negrín aparentaba que no existían y decía que no quería tratar de ello, pero por fuera contrataba con ellas.


Juan Negrín
[ciertamente notable "socialización de las industrias]

Por lo dicho se puede comprender que casi la totalidad de la propiedad industrial estaba socializada (quizás un 80 o un 90 por ciento del capital y más aún en número de empresas teniendo en cuenta la existencia de las pequeñas agrupaciones). La enorme masa de los desposeídos de pequeños talleres y tiendas tuvo una enorme fuerza contra el régimen y fue uno de los elementos determinantes de la caída de la retaguardia que produjo la caída del frente. Fuera de Cataluña las pequeñas empresas no fueron tan colectivizadas.

En el resto del país no se legisló nada, pero en la práctica el régimen no fue muy distinto: se puede decir que quedó al estilo de cómo estaba en Cataluña en el momento de salir el Decreto de Colectivizaciones. O sea, las casas grandes sujetas a los Comités y las pequeñas dependía, según la ideología del amo u otras causas, Se hizo frecuente -por ejemplo en Jaen- el sistema de comercios socializados. (En Jaen y Ciudad Real, la socialización rural fue mucho más intensa que en resto de la zona roja, incluyendo Cataluña).


 En los últimos tiempos, fuera de las industrias de guerra y de las movidas por el Estado para el ejército, la actividad era nula casi del todo, pues todas las fábricas que no tenían central hidráulica estaban imposibilitadas para trabajar pues el motor estaba precintado por la escasez de fluido eléctrico.


Toma de agua para la central hidraúlica
Entrada del agua en la fábrica 









Además, la falta de primeras materias era casi total.


Explotació Industrial. [Ampliación que se incluye separadamente en las memorias de Pere Arola Durán]

Si el Decret de Colectivizació introduí fondes canvis en la propietat de la gran i mitjana industria, foren molt petits en el regim d’explotació, encara que l’esperit de la Llei fos altre.
A totes les cases, fossin col·lectivitzades seria ment o sense legalitat, fos el canvi de Control efectiu o be treballaren aquets amb intel·ligència amb els propietaris, sempre es mantingué un esperit fortament individualista i de la casa oposant resistència a tota temptativa de concentració. En cases grans el cas mes important d’aquets es els dels tints que formaren la concentració dita DETAIC, en que no entraren molts. Lo mateix passà amb les Fundicions col·lectives, curtidors, etc.

L’actuació de les industries socialitzades, fos a base d’unió de grans cases o les dites que incautaren tota la petita industria, fou sempre al estil d’una societat privada capitalista en la forma de tractar amb els altres, no en la forma de administració que fou pèssima i la base del seu fracàs.

En general en els productes industrials hi havia llibertat de venta i compra, exceptuat el que es relacionava, directa o indirectament amb la guerra, que estava intervingut per la Generalitat i després per l’Estat. En aquets articles es feien tota classe de transaccions clandestines.

Degut a la falta de primeres matèries als últims temps la major part de les industries eren parades, augmentat per la falta de ma d’obra degut a la mobilització. Els pocs productes fabricats o existents es venien a preus inverosimilment alts: unes 10 vagades de lo normal, fent tota classe de trampes clandestines (casi sempre intercanvis amb aliments). No cal dir que l’Estat prohibí aquets fets però era lo corrent. El desordre a la industria era gran dons tot el personal de les fabriques no de guerra, que no treballaven en absolut casi en su totalitat, cobraven sous fantàstics (si be ridículs  amb els preus de les coses) i, per tant, la ruïna de les industries era continua.

L’explotació de la petita industria col·lectivitzada o agrupada tingué caràcter socialista i fou feta de la pitjor manera que es pot imaginar: sense control ni al·licient les diferents sucursals portaven una vida morta i rutinària que acabaren d’accentuar les causes idèntiques dites abans per la gran industria.


La transformació en industries de guerra, etc. causà fabuloses prejudicis a la industria dons es perdé moltíssima maquinaria.